Bueno, bueno…
¿Te busco?, ¿me buscas? Expresiones mejicanas o simplemente pendejadas mías que
no sé muy bien que significan pero que me tocan el alma, nunca mejor dicho. México
llegó a mi vida de las manos de una mujer y aunque ella se fue, Méjico ha
quedado en mi corazón. Todo empezó en esa mega ciudad, caótica y un tanto
anárquica, de grandes atascos y circulación imposible; donde pasee por sus
colonias y transite a bordo de carros, camiones y camionetas. Mi primer destino
sería la Colonia Polanco y después tantas otras: La Condesa, Santa Fe, La
Romana…El bosque de Chapultepec y tantos otros lugares. Sus galerías
comerciales como el Palacio de Hierro, Via Santa Fe.
De la mano de
una mujer llegue a México y a sus gentes, de tal forma y gracias al milagro de
las nuevas tecnologías, las redes sociales; he conocido a tantos amigos a los
que amo, que hoy se me hacen
imprescindibles en mis amaneceres y atardeceres, con la locura de esa
diferencia horaria que me ha llevado tantas veces a desear que la tierra fuera
plana, que su redondez se achicara para estar más cerca, para que mi tiempo
fuese el de esos amigos y poder compartir con ellos mi día a día.
Hoy es un día
especial porque si todo hubiera evolucionado como lo había soñado y planeado
conforme a ese sueño, en este momento estaría en esa ciudad, pasearía por
Parque México, por Insurgentes o por cualquier otro de esos lugares que han
llenado tantas horas de mi vida en los últimos meses. Pero el destino no quiso,
y como dicen por algo sería. Algún motivo que no llego a comprender ha impedido
que de momento mi unión sacramental con esa ciudad, con ese país y con sus
gentes no se haya consumado en el día de hoy trece de marzo de 2016, pero no es
más que un aplazamiento, es tan solo un retraso en el cumplimiento de mi sueño,
porque el amor surgido y arraigado que en mi corazón ha florecido por ese lugar
del mundo, ya no tiene vuelta atrás. No es un adiós a México, tan solo un hasta
pronto que no puede tardar.