No se si algún día lo aprendí ni de quien tome la lección o simplemente soy así. Cuando alguien entra en mi corazón en esa habitación presidencial siempre reservada, acapara toda mi vida, hace de ella su reinado porque no puedo entender otra forma de amar que la de entregar todas mis posesiones. Me convierto en súbdito de sus deseos el mundo gira entorno a ella y yo a cambio, le entrego mi corazón. Pero como todo en la vida, cuando se hace una conquista se quiere mas y mas. Así Napoleón no se conformo con ser emperador de Francia, necesito cada vez mas y mas. En esos momentos es cuando llegan los consejos que no quieres oír. Te dicen que si lo das todo te quedas sin nada y que en el amor siempre hay que dejar una duda para mantener la tensión, un poco de incertidumbre porque sino al tenerlo todo querrá algo mas y se marchará a por nuevas conquistas.
No tome en cuenta esos consejos ni los tomaré en mi vida. No puedo concebir ni de lejos, que para amar tengamos que usar trampas, juegos sucios para de esta forma meter el miedo en el cuerpo de que nada es para siempre y que en algún momento puede perder su reinado.
La honestidad, la sinceridad, el respeto, la libertad, el cariñó, la seducción, el deseo; el amor incondicional y generoso, son los únicos alimentos de esa unión, sino es así, es posible que esté equivocado, pero prefiero ser un soñador llevado por la utopías, que un manipulador que juega sucio para atar al amor que en esencia, es pura libertad.
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