Dicen que cuando alguien te habla, escucha lo que te quiere decir con sus ojos, porque una mirada puede responder, hasta las cosas que aún no has preguntado. Sin embargo con palabras bellas puedes ilusionar, crear expectativas, son peligrosas si luego vas a desilusionar con los actos. La mirada surge directa del corazón, son sinceras, no mienten como las palabras, que dicen aquello que te conviene, que te interesa en ese momento sin tener ninguna intención de cumplir lo que dices.
La mirada se adelanta, te dice tanto y cuanto vales, si eres auténtico o si por el contrario lo que dice tu boca es todo falso.
Como dicen los ojos son el espejo del alma y ésta siempre es sincera y honesta, pero pasa desapercibida, tan solo escuchamos palabras y decimos palabras, vacías, sin contenido sin la fuerza del corazón que se manifiesta con tu mirada.
En este mundo lleno de palabras, donde todo se sabe, se opina, se juzga; una mirada enmarcada con grandes silencios, dirá lo que
somos y lo que podemos ser sin prejuicios, sin falsedades.
La mirada es el lenguaje de los ojos, carece de adjetivos, tan solo revela tus deseos y te muestra tal y como eres.
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