Hoy
todos nos lamentamos y lloramos por los acontecimientos bárbaros que han
sucedido en tal vez la ciudad más hermosa y simbólica del amor del mundo.
Unos
sujetos en nombre de Dios, piensan que con la muerte y el terror llegarán a su
lado, que salvarán sus almas, que llegarán al paraíso. Poco o nada dista una
religión de otra, hemos convertido la muerte en algo divino, el momento en el
que nos salvamos y nos unimos con el creador.
La
educación desde niños se basa en la violencia. Las clases de historia les
enseñan las guerras de la humanidad, desde la primera a la última, con
vencedores y vencidos; los que mas matan junto con los que menos mueren. Así
educan a los niños, así nos han educado. No enseñan a competir, a ser mejor que
el semejante, a triunfar en una sociedad cruel, a tener mas dinero y mas poder
que el semejante y una de esas organizaciones es la católica que no nombraré,
pero que habla de la obra de Dios. Todo esto se va metiendo en la cabeza
durante el crecimiento, junto con el valor del dinero, de ser de clase diferente,
de tener mejor coche e incluso de diferenciarnos de la masa que viaja en
autobús.
En
esa educación donde además se prescinde del amor, se fomenta la utilización de
las personas para satisfacer determinados placeres, la necesidad urgente de gozar porque la vida es muy corta o tal vez
demasiado larga para no creer en falsa promesas. Porque es así, los valores de
la verdad, el amor, la confianza, la complicidad, la decisión conforme a los
sentimientos humanos de unos con otros, se olvida, no merece la pena, lo único
que importa es pertenecer a determinados grupos, de poder o religiosos; de
combatientes o de simples humanos que tan solo esperamos el triunfo de lo
cierto, gritar sentimientos positivos del corazón, de sincera y cruel realidad
de un mundo en el que la diferencia está triunfando frente a la igualdad.
Tanto
la educación como tantos libros de moda actual, tienen como único fin la
satisfacción personal frente al semejante.
Yo
no puedo quejarme ni llorar por Paris sin hacer una reflexión global, sin
acordarme de lo que los que se convierten en salvadores del mundo, son otras de
las causas de todo lo que está ocurriendo. Su lucha de intereses económicos,
armamentísticos, petrolíferos, etc…han ocasionado que otros imperios quiera
dominar el mundo, como lo hicieron colonos y colonizadores.
Paris
y su gente es víctima de esta sociedad basada en la muerte, en la bondad del
amparo de Dios tras la vida, cuando en realidad Dios es amor, es libertad, es
fraternidad y es humanidad.
No
solamente se muere cuando te quitan la vida, sino cuando te matan la vida.
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