Tengo que
confesar que a veces busco inventores de palabras o intérpretes de sueños, porque
me falta el aliento al sentir la lluvia sin haber conocido a penas las nubes.
No necesito
explicaciones ni razones. En verdad tan solo es la necesidad de expresar, de
buscar lo sencillo dentro de los sentimientos. Encontrar el flujo de colores
que componga el paisaje en el que tan
sumergido me encuentro.
Cuando yo es
además tú, las horas pasan de espaldas a la realidad, de completo al margen de
lo que siento. Son largas, no acaban, insólitas y vacías. Es tanta la
extrañeza, que si pudiera en Superman me convertiría, y así poder dar vueltas y
vueltas a esta tierra redonda. Me gustaría que fuera plana para poder verte con
los ojos abiertos cuando amanece, sobre mi hora de comer. Ver tus cabellos
rubios sobre tu almohada blanca. Sentir tus manos junto a mis deseos de ti. Te
necesito tanto como eso que cae del cielo, de esa nube que no conozco. Sales al
sol y empieza mi atardecer. Tenemos una vida donde tu amanecer es mi puesta de
sol. Somos tan mágicos que en un solo
instante podemos disfrutar de la salida y la caída del Sol, por eso eres mi
principio y mi fin.
Cuando te asomas
a la ventana de mi vida y la observas, yo ya he pasado por la necesidad de tu
boca. He tenido tantas caídas como veces te presentas frente a mí, mientras
duermes. Tu y yo somos tanto de la realidad como de los sueños. No hay noche
con o sin luna que no sepa de tu amor, que no huela a tu perfume, a ti misma; a
la vida que nace dentro de mí desde que llegaste, cuando fue tu deseo. Tú eres
mi milagro, la chispa que arranca mi camioneta de helados cada día, porque los
días son dulces con tus sonrisas, esas que a veces no entiendo porque aun
hablando el mismo idioma el tuyo se compone de picante y el mío se queda llano,
simple, sin palabras porque cuando te siento, tan solo quisiera mirarte.
Tocarte tal vez será mucho pedir; pero observarte es mi lujo, una joya sin
palabras, pero con música, como esa nuestra canción, con la que me despierto
tras haberte conocido con alas, hasta que los párpados del cansancio se cierran
y me quedo con el deseo de tus besos.
No acabo de
agradecer sin descanso tu existencia, tu presencia junto a mí. Pensaba que la
vida ya me había dicho no en muchas ocasiones y sin embargo no era más que una
espera. Apareciste sin hacer ruido, como tú eres, arrolladora pero discreta. Sabes
andar a puntillas cuando las distancias son cortas, y levantar tu voz
majestuosa por mariachis cuando me reclamas. Tú eres algo deseado pero tan
inesperado que no puedo dejar de escribir, de hablar, de sentir y de volar. Si
de volar para poder estar a tu lado. Cerca de tus suspiros para que junto a los
míos el yo y el tú se convierta en un nosotros.
Ninguno de los
dos somos una primera vez, pero afortunadamente no somos la última. Ambos nos
hemos perdido muchos amaneceres rotos por las lágrimas o tal vez por el desencuentro.
Pero nos encontramos porque como tú dices, el destino existe, y en ese
horizonte que veo desde mi pequeño mundo, vamos caminando juntos de la mano,
unidos por un para siempre que se parece mucho a una eternidad.
Con estas letras
tan solo quiero decir, que el amor o es así, o no seríamos tú y yo
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