No sé si se
entenderán mis palabras más allá de las simples letras. Están escritas con la
fuerza de la música, la energía que mueve mis labios, mis dedos y mi vida; toda
dedicada a ti. Y es por ello que quiero encontrarte y te vengo a buscar. Te
llamo, te silbo y hasta te guiño un ojo para decirte, que me gusta lo piensas y
dices, que me río con tus bromas. Que los domingos sin ti no son nada, que era
costumbre ser feliz.
He soñado cada noche con que todas fueran una
noche de bodas. Recuerdo, fue una noche más, otra entre tantas, pero nuestra
noche oficial, y es que por eso y tantas cosas, te vengo a buscar. No
repetiremos suspiros, ni miradas, sonrisas ni vergüenzas, pero la quiero
contar, porque como dice mi amiga, esa la Canaria, las cosas que se cuentan,
jamás se olvidan, y yo le respondo, que
los recuerdos perduran, mientras tienen un nombre. Tu nombre está en mi vida y
con tu nombre, siempre estará en la memoria, en la tuya, en la de alguien, pero
será un recuerdo mi vida y de algo servirá.
Decir te quiero,
y es por eso por lo que te vengo a buscar, nada más, te adoro sería tal vez
abusar de tu confianza, porque te vengo a buscar, porque me gusta como piensas
y hablas.
Aquellos domingos,
eran otra cosa, cuando te había encontrado, cuando no te tenía que buscar. Ya
me gustaba lo que pensabas y decías, pero no lo recordaba, no tenía miedo de
que se fuera a olvidar. Hoy te vengo a buscar en domingo, porque es la fecha de
la tristeza y quiero decirte tan solo una cosa, te quiero recordar, cada
palabra que me dirás, porque me gusta lo que piensas y dices, en domingo, de
los de celebrar, recuerdo, cuando los domingos eran los días de felicidad.
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