El primero lo
recuerdo, el último y cada beso. Todos únicos y distintos, de sabores, de
colores y también de emociones; con tu esencia, tu instinto y la rabia salvaje.
Recuerdo los besos y que quería más. Los necesitaba, con el ansia del hambre, con la sequedad del
viento de poniente. Cálidos sin llegar al fuego vivos, pero ardientes siempre
en mi deseo.
Esos besos los
recuerdo, los que creaban tu adicción junto a tus labios rojos y carnosos, de
esos que se muerden poco a poco, de los que incitan al canibalismo, a la
barbarie del ego candente.
Como el primero
ninguno, como los siguientes tampoco. Ciego de embriaguez por tu boca me
regalaste el que me fundió entre dos mundos, ese beso con el que jugaste a ser
mayor, el beso que te llevo a la madurez del amor conquistado, de la victoria
merecida.
En el primero
pusiste tu cuerpo, en los siguientes el corazón. Y fueron creciendo cada día
más, no sé si en número pero si en color. Ese primero fue de azul claro, los
siguientes rojos como tu corazón. Los de después llegaron verticales y
horizontales; algunos en posturas imposibles de recordar y perturbadores de
narrar.
Me enganche a
tus besos en el presente. Nunca los he vivido en el pasado; pero en el futuro
son de abstinencia, de su falta de humedad en mis labios, de la ternura de los
tuyos, de esa carne que perdí y que olvide como se llamaba. No recuerdo su
nombre porque las heridas se curan con el tiempo, pero los besos crean
abstinencia. No sé si los besos, lo que siento es que son los tuyos, porque no
conozco otros besos.
Me quede en
aquella noche de verano en una playa del sur, cuando tomaste mi cabeza y la
llevaste hacia ti. Yo torpe como siempre perdí el juicio y el rumbo, justaste
tus labios con los míos y me devoraste. Te llevaste mi último aliento en el
primer beso y desde entonces me tienes.
Es lo que tienen
los besos, que crean adicción, a ellos o
a tu beso, al primero y a los demás, cuando juntaste tus labios con los míos y
me entregaste tu esencia, tu interior, ese que es difícil de tocar sin guía.
Lo más profundo de tu amor que es tu cuerpo
con el mío, juntos como con aquel primer beso; los labios, las bocas, los corazones;
unas vidas que jamás nadie ni tú, podrán separar.
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