Recuerdo cuando te conocí. Recuerdo cuando nos miramos, cuando nos sonreímos, sin querer. Cuando te chocaste conmigo, cuando me crucé contigo, cuando me invitaste a beber. Cuando preguntaste mi nombre, la de nacimiento, la de día sí, día también. Cuando sin querer, no te lo podías creer. Cuando queriendo, no te lo querías creer. Recuerdo cuando, en medio de tanta gente, de tantas estrellas, de tantas cosas por hacer, sólo estábamos nosotros. Recuerdo cuando nos reímos la primera, la segunda, y hasta la última vez. Cuando contamos tantos chistes, recogimos frustraciones. Recuerdo cuando me explicaste el ¿por qué? Recuerdo tus ironías, mis gestos, mis manías, mis decepciones y las tuyas. Recuerdo cuando, a pesar de todo, encontramos calor. Cuando hablamos de tantas cosas, de ellos y de ellas, de ayer, de antes de ayer, del ojalá, del quizás, y del mañana. Recuerdo nuestras conversaciones tus silencios mis histerias, tus locuras. Recuerdo nuestros paseos tu camiseta y tu perfume, perfume de amanecer. Cuando nos evitamos, nos buscamos, nos alejamos, nos acercamos, susurramos y bailamos, cuando te apartabas, me acercaba, te intimidaba y me desesperaba. Recuerdo nuestra habitación, nuestro sillón, nuestros abrazos infinitos, que surgían sin querer. Las noches en vela, las recuerdo, tu mirando mis ojos yo amando tu piel. Y lo que más me gustaba, lo que te encantaba, lo que ignoraba y lo que nunca llegaremos a saber. Y recuerdo tu sonrisa, tus dedos entre mi pelo, las canciones y las fotos. Recuerdo el presentimiento, y la esperanza que deposité en tus ojos, sin apenas darme cuenta, sin querer. Recuerdo cuando ni siquiera lo quería reconocer. Cuando te escondías, pero sin querer.
Recuerdo nuestras miradas, tantas palabras sin apenas decir nada, tal vez dirás que no sucedió, pero me recordarás aunque sea sin querer.
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