Hoy tal vez vaya
a causar polémica, incluso algún que otro mal entendido. No es mi intención, o
tal vez sí, porque voy a destapar mitos contemporáneos que no son más que creaciones
industriales y económicas de la sociedad de consumo.
En el mundo de
las redes últimamente vemos y escuchamos con mucha frecuencia el término “LifeStyle”,
generalmente etiquetando comentarios e imágenes relativos a la moda pero
también a la actividad física y a la alimentación. A mi me encantan estas modas
que son para bien, que promulgan el cuidado personal, el deporte y la
alimentación. Daros cuenta que hablo de alimentación y no de comida ni del acto
de comer. Ello es importante porque en mi cambio de vida, en mi nueva vida han
tenido mucha importancia esos tres puntos a los que me he referido. Cuando
vuelves a vivir todo te lo planteas, pero sobre todo aquello que te llevo al
precipicio del que te salvo una o varias manos inocentes.
Hoy me voy a
centrar en eso de alimentarse, algo mucho más profundo que el simple hecho de
comer. Cuando volví a nacer me dieron unos cuantos consejos, uno de ellos fue
el necesario cambio de hábitos de alimentación. No me dieron otro que la
necesidad de que los modificara y que yo mismo sabría que es bueno y que es
malo para mi cuerpo, porque es mi cuerpo el que había despreciado la vida.
Lo primero que
pensé es que o lo hacía radical o no lo hacía. Que o me comportaba como si
defendiera una causa o nunca lo conseguiría. Imaginar mi decisión en SEIS MESES
PERDÍ 30 KGS DE PESO. No fue nada difícil, tan solo mentalizarme que a partir
de ese momento no volvería a comer, que me alimentaría, que sentiría cada uno
de los nutrientes cuando entraran en mi cuerpo, las vitaminas, el frescor de la
vida y no de la muerte como lo había hecho hasta ese momento.
Evidentemente mi
primera decisión fue dejar de comer carne mamífera y aves. Continué comiendo
pescado porque los pasos grandes siempre tienen que ir repletos de pequeños y
todo no se puede hacer a la vez. Claro que me preguntareis que ya han pasado
dos años. Cierto pero es que el pescado me ha empujado a la vida sana y en un
futuro también saldrá de mi dieta, pero lo primero es vivir y después como
hacerlo.
Otro de esos
pasos es ser consciente (palabra que repetiré mucho) de que somos lo que
comemos y que si comemos muerte seremos muerte. Que la alimentación no solo
está en la boca, sino que es un proceso que lleva a todo el cuerpo y que hasta
la última célula se afecta dependiendo de lo que comamos.
Vivimos dentro
de una cultura, y esto es lo que pienso creará polémica, donde se valora lo
elaborado, todo aquello que pasa por las manos del hombre y lo transforma.
Prueba de ello es la fama de cocineros y chefs que no dudan en utilizar
compuestos químicos como el nitrógeno, sopletes y cuales quiera productos para
hacer más atractivos sus platos al paladar. Solo les preocupa la imagen, su
presentación y la recepción en la boca. Limitan la comida a su impacto visual y
táctil. Olvidan que en la boca se inicia el proceso de la digestión, de la síntesis
y metabolización de los alimentos. Se creen artistas porque elaboran platos
sofisticados y dioses que no reprimen sus impulsos incluso para llamar a sus
cocinas, laboratorios de creación. Un ejemplo de ellos es el Sr. Adriá, tan
premiado como el mejor cocinero del mundo y que en mi opinión podría ser un
pintor abstracto pero nunca comería de sus platos infestados de manipulación y
del resultado de sus experimentos en laboratorio. Este señor ha dicho en más de una
ocasión que no hay comida asquerosa sino comensales asquerosos. Con ello quería
justificar sus platos y comer todo tipo de criaturas de la naturaleza. El
problema es eso, comer criaturas transformadas en cuadros que no son para ver
sino para comer.
La boca es el
primer lugar de la digestión, es la recepción. En la boca se encuentra la
llamada enzima prodigiosa: LA SALIVA. Ahí empieza nuestra alimentación y no una
degustación de platos cocinados, elaborados y manipulados por el hombre.
Cuando me dijo
mi doctora que yo sabría que comer, la entendí perfectamente. Supe desde el
primer instante que fruta, verduras y vegetales de todo tipo tendrían que ser
mi referente en la alimentación y que desde ese instante ciertos animales no
pasarían nunca más de mi boca a mi sangre, porque mi fin era alimentarme con
vida pero no con la muerte.
No olvidéis que
un filete es un animal muerto y que al meterlo por vuestra boca se introduce la
muerte en vuestro cuerpo y si somos lo que comemos, seremos la muerte.
A partir de hoy
hablaré de como perdí 30 Kgs. yo solo sabiendo lo que comía, sintiendo la
comida y os lo contaré. También cómo gastar lo que sobra porque nuestro cuerpo
está hecho para funcionar y no para reposar. Que hay que ser consciente de que
la piel pasa a ser pellejo, el vientre barriga y los glúteos culo; cuando
abandonamos la casa y no por el paso de los años. Que el alcohol, el tabaco y
la mala comida son tóxicos además de muchas otras cosas y que con veneno no se
gana vida sino que le das la mano a la muerte.
Perdonarme si
soy duro, pero la vida también lo es y sin embargo es maravillosa cuando de lo que se trata, es de ganar a la muerte.
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