Dicen que el
tiempo lo cura todo, pero lo cierto es que no cura absolutamente nada, que lo
único que hace el tiempo es ayudar a olvidar y a aceptar que la vida sigue de
forma distinta a la que te habías imaginado.
Sinceramente no
se olvida pero el recuerdo deja de ser doloroso. Siempre quedan las fechas,
esas que fueron claves en los capítulos de una historia, esas que se marcan en
el libro o que se subrayan en una página. Esas que vienen de color de rojo en
el calendario de la vida, esas que cuando llegan dejan de pesar en los párpados
y despiertan una tenue pero esperanzadora sonrisa.
Aún recuerdo
cuando tan solo hablaban los ojos, cuando el pañuelo era el único compañero de
las mejillas, cuando el suspiro se convertía en un eterno sendero con destino a
la almohada, fiel compañera de consuelos a falta de un abrazo y menos aún de un
beso.
Todo pasa, pero
quedan los recuerdos, maravillosas fotografías del álbum del corazón. Imágenes sacadas
de un surrealismo feroz como en aquellos momentos en los que los besos en la
cara sustituyen los que en un día se dieron en la boca.
Cada vez más
seguro de que la distancia tan solo es la indiferencia y no los kilómetros para
entender, que son hermosas las sonrisas aunque de vez en cuando, caiga alguna
lágrima.
Pienso que es cierto que nada se olvida por mucho tiempo que pase,siempre esta ahi, en un rincon de tu corazón sea bueno o malo, aprendes a vivir con ello, y poco a poco lo que tan feliz te hacía, o lo que tan triste era, se va desvaneciendo quedando como un recuerdo, quedando como parte de tu vida, pero yo prefiero no pensar en ellos pues tan feliz me hicieron como desgraciada
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