domingo, 16 de diciembre de 2018

SHE USED TO BE MINE (Ella solía ser mía)


SHE USED TO BE MINE

Tantas cosas eran nuestras que el tiempo parece más un baúl de pérdidas que de ganancias.

Dicen que con el paso de los años vas acumulando riquezas y experiencias, pero esos que lo dicen se olvidan que en muchas ocasiones la vida te hace perder lo que pensabas que era eterno, y en otras ocasiones, se te acumulan las deudas ganadas durante los años. No me refiero a las económicas, que también pueden ser; sino a esas deudas de cariño, de amor que no se dan a su justo momento, en ese en el que no es un pago sino agradecimiento. Deudas que se convierten en obsesiones, abandonando el campo mágico de esos recuerdos elegidos para dejarse caer en el precipicio de lo debido; de eso que justo no podemos pagar porque tal vez no nos quedan monedas, o simplemente las ganas de volver a aquello que ya debería haber sido olvidado.

Y poco a poco llega la Navidad, esa fecha que desde la distancia se ve tan de cerca con el fin de otra época, de otro espacio de existencia donde tantas cosas quedaron por hacer, que los propósitos de enmienda se convierten en actos de fe con pocos creyentes que apoyen su ejecución.

La vida es ese transporte que nos lleva desde el deseo a lo deseado. Es ese motor que nos empuja y nos conduce bajo el cobijo de más de una obsesión, al puerto de los náufragos donde mas de uno se apresura a poner pie en tierra y saltar entre charcos de sonrisas, sorteando lágrimas que a veces no caen por emociones sino por la inercia del riego disperso de la necesidad del llanto, de la holgada frecuencia de un latido mas cercano que la propia distancia de dos puntos en el espacio.

Mientras tanto también es fecha de ilusiones, de esa mágica del cambio; del sueño de mejorar lo material para alcanzar el espíritu de la Navidad que basa todo su terciopelo rojo en el amor, ese sentimiento que aunque lleno de luces de “Led” nos envuelve con la llama del amor.

Todos tenemos algo en el recuerdo que se perdió en el camino antes incluso de ser olvidado. Y aunque llega el momento en el que lo mejor que hacemos es escoger con que nos quedamos del pasado, de nuestros pasos por ese camino por donde la vida que camina nos lleva; hay mucho que se queda en los restos perdidos por un mal día, una decisión desafortunada o la mala fortuna de no haber sabido comprender que todo en la vida tiene periodo de caducidad y que el tiempo, tan solo es eterno cuando se reduce al instante de un momento.

Cuando algo termina es falso que algo mejor está por llegar, tan solo será diferente, distinto o parecido; pero carente de esa verdad con la que esas palabras llenaron un vacío que por llenar, se colmó de ilusiones tan desesperadas que la obsesión acabó por dejarlas en otro cajón al que difícilmente se podrá regresar.



domingo, 2 de diciembre de 2018

MAMA NOEL


Poco hay que imaginar para entender que desde el momento en el que he decidido escribir este post, las imágenes de una presunta “Mama Noel” en internet han sido de dos tipos: chicas guapas con un traje de Papá Noel con una faldita corta o de niñas pequeñas con el mismo traje, pero con pañales.

Yo no quiero vivir otra Navidad donde los protagonistas sean papas, reyes, niños y santos. Yo quiero una Navidad donde esto que parece ser el patriarcado del que tanto estamos acostumbrados a escuchar últimamente, no se convierta en un matriarcado sino en una fiesta de amor sin etiquetas. Sin nombres, pero con muchos apellidos donde la vocal del final no sea siempre la misma. Una fiesta del amor, de la hermandad, donde todas seamos iguales porque somos personas y éstas son femeninas. Una Navidad para todas porque la fiesta también lo es en “a”, y que dejemos de dar protagonismo a un género del que yo no me siento ni actor, porque no me gusta discriminar a mis iguales. Un mundo en el que hagamos el esfuerzo de aprender a que las palabras y los símbolos pueden tener mas poder que muchos actos, porque al final; sucede lo que previamente se siente o se piensa y esa es la base del cambio de tendencia. Después de tantos siglos de Navidad masculina tengamos una de ellas y de todos, porque el feminismo no es mas que igualdad, esa palabra y esa condición que tanto miedo le da a algunos y por desgracia también a algunas.

Desde el momento que escribí en una red social “Mama Noel” me imaginé las caras que algunos pusieron, hasta tal punto que he recibido a penas unos cuantos “likes”, cuando era de esperar una avalancha de apoyos. La vida la hemos construido a fuerza de costumbres y de tradiciones con pocos cambios. El cambio en si supone una ruptura, y como no; la mayor de las tradiciones que es la Navidad para nuestra sociedad machista clerical, difícilmente va a admitir modificaciones, aproximaciones a la igualdad, a cambiar los protagonistas, a que en el portal se venere a una niña y a que las reinas sean las encargadas del oro, del incienso y de la mirra. Una fiesta donde esos ángeles sin sexo, sean angelitas de sexo femenino. Una tradición que deje paso a la vida en libertad. A esa igualdad de la que algunos hemos hecho bandera y otros trinchera. A que no me salgan los colores cuando hable entre mujeres y diga que nosotros somos de tal u otra manera, porque me de vergüenza decir que yo soy parte de vosotras, de esas que algunos llaman “feminazis” con todas las precauciones, porque esta sociedad está tan muerta como una Navidad de reyes, de niños y de ángeles con sus demonios machistas. De un mundo que esta sin vida, que precisa de una revolución, la de la igualdad real, donde todos seamos un género y el afecto no tenga símbolos ni significados que vayan mas lejos del amor, que aunque se escriba en masculino, se pronuncia en un mismo género cuando lo que queramos sea amar y nos encante la NavidAd.



LA CHICA SOBRESALTO

A mi cuando una persona empieza por decir que le gustan las emociones ya me tiene. Quedo conquistado porque mas que de verdad, expresió...