Increíble como
la vida nos une con personas que jamás imaginamos y nos aleja de otras que
pensamos que siempre estarían ahí. A veces lo llamamos sorpresa, otras le
decimos destino; para mi es la magia de esas personas de hacerse existir, de
poderlas ver hasta en el infinito. Personas lejanas en la distancia y tan
próximas como el aquí al lado donde el corazón les roza el alma.
Utilizan la
magia sin trucos porque es posible que ni ellas mismas sepan que conocen de sus
artes, tan solo se sienten normales con su poder de encantar, de atraer y
porque no decir de empatizar utilizando todos los vínculos del amor. Porque el
amor no es solo eso que se pinta en las paredes con una flecha atravesando el
corazón. El amor son muchas cosas lejos de ser un único sentimiento o mejor
dicho, una única manifestación de humanidad. El cariño es el pincel del amor,
ese dibujo abstracto que te deja sin saber que decir, esa sensación de
bienestar que se refleja en un domingo tal vez, en un dia de chimenea y calor.
La calidez del amor es la cercanía de la amistad, el bucle dorado de la
confianza y la complicidad. Amor son muchas herramientas del ser que se pueda
llamar humano. Pero esos instrumentos son difíciles de manejar, a veces incluso
complicados de entender, y por eso quien tiene magia y no usa de trucos falsos,
sabe llegar, empatizar, sonreir; sabe alegrar la vida de los demás haciendo lo
propio con la suya porque vive de la siembra de sus propios frutos.
La magia es el
arte de mirar, de hablar, de saber estar. Es conocer el movimiento de las
manos, mover los dedos como si te tocaran sin apenas rozar un instante la piel.
La magia es entender incluso aquello que no se dice y comprender que todos
podemos tener un día malo e incluso una mala vida y sin embargo no por eso
dejar de ser algo especial, una criatura llegada de lo más eterno de la vida.
El mago es un
ser honrado, honesto con la expresión del mas mínimo sentimiento, porque cuando
lo expresa es tan sincero, que la verdad no es suficiente para poderlo
apreciar. Un ser puro, sin matices, con curvas y con espinas; pero auténtico en
su esencia. Es el propio origen de la vida, aquella que carecía de maldad, que
solo respirara aire puro y se manifestaba como una suave brisa incluso antes de
llegar a ser aire. Es un ser bueno, pero no bonachón porque la inteligencia de
sus instintos le permite saber distinguir entre un sabio y un simple bufón. Es
la vida sin más matiz que los latidos intensos de un corazón tan hermoso como
su propio amor.
Ser mago es
tener esa habilidad para unir en aquello que es más fácil separar. La magia es
la forma de crear arte, de hacer de la belleza la razón de ser y la bondad la
forma de vivir. La ternura de sus instintos, la dulzura de sus sentimientos
destaca a esas personas que se manifiestan a través del color de sus ojos tras
un cristal de brillo eterno. La magia de hacer posible donde la rendición sería
lo más fácil; llenar de esperanza el futuro y crear la ilusión cada día tras
esa cortina que llamamos amanecer.
Tal vez todos
seamos magos, pero no todos tenemos magia.
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