domingo, 28 de abril de 2019

LAS CINCUENTA SOMBRAS DE MANU (II) BIBIANA


Guapa, elegante, altiva, inteligente, sabia, coqueta, femenina, valiente, segura, amiga, mujer, científica, deportista…etc. Cuántos de éstos, llamados adjetivos calificativos o como se les diga habría que poner para describir una mujer que se califica con todo lo bueno de la vida, la personalidad, la fortaleza, la habilidad, la ternura, la simpatía, la cercanía…etc.

Dicen que la vida es para compartir y si lo haces vives dos veces. Mas vida que un gato tiene, mas sentimientos que un niño alrededor de un caramelo con el único deseo de comerlo, sin mirarlo y sabiendo que será suyo porque al final de todo, la valentía es lo único que mide los miedos, los ajenos y los propios y ahuyenta la tentación de caer la rutina, de esa forma que no solo cumpliendo se sacrifica, sino también haciendo todo aquello que le da sentido a la vida.

Bibiana es mi madre. Que nadie se eche las manos a la cabeza. Más bien diría una de mis madres porque tengo mas madres, no muchas, pero dos o tres al menos y me refiero a las madres que me han creado en esto que llaman redes sociales y que a mi me gusta mas decir el mundo, porque la vida es todo y no solo lo que con los ojos se ve.  Bibi es mi madre, ella me pario en aquellos tiempos del SnapChat cuando yo empezaba a moverme por las autopistas de lo desconocido y empezaba a pararme en todo aquello que me atraía la sonrisa, en aquellos sitios donde en lugar de conflicto siempre hallaba soluciones a lo mas sencillo. Ahí estaba Bibi con su sonrisa de nacimiento, con esa que llevan las personas nobles, de cuna, de pila bautismal o simplemente es un buen ADN del que poderse copiar. Lo digo sin titubeos ni vergüenzas que de esas ya me quedan pocas, pero dibujar mis días entre Kiwi y Mohito los dos gatos de la Bibi entre mas de un momento en el ascensor viniendo del gimnasio, no tenían precio; con su bolsa de la compra llena de verduras y de cosas sabrosas dispuesta a hacerse la cena, compartiéndola como su vida.

Bibiana es mi madre de todo esto, pero especialmente de los momentos, de eso que llaman historias porque ella viene de ahí de los snaps, de contar el instante en cualquier lugar, con sus ojos brillantes, su sonrisa desafiante y un corazón que se le veía entre los ojos cuando miraba la cámara de ese mundo al que guiñaba y guiña porque ella es pura vida. Bibina se pasó como todos de los snaps a las historias del Instagram, con pena como los demás, pero pronto se dio cuenta de que la vida es cambio, movimiento y se adaptó tan bien como de Barcelona a San Diego.

Bibi dice cosas como éstas: “Un día te das cuenta de lo frágil que es el tiempo, como de golpe todo el tiempo del mundo no es suficiente”, “La vida te pone pruebas constantemente, incluso cuando crees que ya te toca descansar, porque ya has tenido tu dosis”, “Desconectar para poder conectar es algo muy recomendable” “He aprendido a valorar cada poquito de más que he sido capaz de avanzar”

Esto es muy poquito de Bibiana pero suficiente para este espacio donde se me hace sombra, donde los seres con luz son los que iluminan su camino y yo solamente soy un grano de arena en el desierto de los agradecimientos. Personas que sin esperarlo, que siendo tan desconocidas y sin tener voluntad para ello, han sido y siguen siendo parte de ese carácter que con su vida han influenciado en la mía. Algo de ellas y mucho mí, de eso se trata; de que las personas que influyen lo sean para sacar mas de nosotros y que eso que se saque sea lo mejor, aunque sea a la sombra de ellas.

Bibiana es una magnifica Instagramer y ella es @bibirius.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CHICA SOBRESALTO

A mi cuando una persona empieza por decir que le gustan las emociones ya me tiene. Quedo conquistado porque mas que de verdad, expresió...