VALERIA, VOLANDO ENTRE SUS SUEÑOS.
Por
fin llego el camarero y me puso mi café con leche sin mas comentarios, parece
que va aprendiendo a comportarse, a saber estar y no intentar conseguir con sus
palabras lo que no estoy dispuesta a dar, ni una sola sonrisa de mas. Las
sonrisas como el cariño, como el amor; son bienes escasos, creo que debemos
suministrarlos con moderación, cuando es oportuno y a la persona que se lo
merece, y no a cualquiera que aparece por la calle.
Soy
pura contradicción, por un lado quiero ser exclusiva y por otro lado también
necesito gustar a todo el mundo, y eso no es bueno, te crea un nudo en el
estomago y una locura mental, que a lo único que conduce es a estar
siempre nerviosa, a sufrir en cada momento la situación, como estar, como
quedar. Eso me ha hecho mas introvertida, tener pánico a lo no previsto, a lo
que no tengo planeado, y sinceramente no se de donde me ha salido esa parte de
mi personalidad, algo habré heredado pero también algo habré adquirido de la
sociedad.
Desde
el momento que salimos a este mundo, son tantas las cosas que nos influyen que
realmente el resultado es fruto de multitud de hechos y acontecimientos. No
podemos estar siempre justificándonos con nuestros padres, que durante
nuestra infancia nos paso esto y lo otro o que nos educaron de una determinada
forma. La vida social, el contacto con otras personas, las relaciones de amigos
y actitud con la que nos presentamos ante el reto de la vida, tiene mucho que ver,
e influye y todo ello junto nos hace como somos, el resultado de una vida.
Hasta
ahora mi vida ha sido corta, acabo de cumplir los dieciocho y como dice mi
madre practicamente acabo de nacer, que a partir de ahora me pasaran muchas mas
cosas, que acabo de salir del nido y empiezo a volar.
Pero
no quiero volar, creo que me estoy aferrando a esta silla de la cafetería y no
me quiero levantar, quiero quedarme como estoy, que el mundo se pare. He sido
tan feliz en la mayor parte de mi vida, quisiera solidificarme, que nada cambie
y desde ésta mi posición privilegiada, ser una espectadora de los demás, pero
no quiero volar.
No,
esa no es la actitud que debo tener. No puedo ser una simple espectadora sin
participar en la vida, sin poner mi granito de arena, aunque sea muy pequeño,
que mi paso por el mundo haya servido para algo. No pretendo hacer grandes
cambios en el mundo, ni mucho menos, pero si formar parte de otras vidas, de
ser querida y recordada por algunos como alguien que en determinada forma les
influyó. Yo desde pequeña, no he sido una niña ni una mujer con un grán numero
de amigas. Dos o tres a lo máximo. Como he dicho dosifico mis sentimientos y
aunque el corazón sea grande y quepa mucha gente como algunos dicen por ahí; yo
prefiero dar mis dosis concentradas. Por eso, cada vez que quedo con las
amigas, y alguna de ellas dice que vendra una amiga de otra amiga, ya no me
encuentro cómoda, no soy nada frívola, no me va nada las conversaciones
absurdas, las tonterías que se dicen cuando hablas con personas que sabes que
en dos o tres horas no las vas a ver jamás, o no van a formar parte de tu vida,
me gusta lo auténtico. A veces me tachan de aburrida, de solo importarme temas
trascendentales, que me planteo demasiadas preguntas, que me complico demasiado
la vida. Puede ser verdad, por eso he sido y soy poco de salir, de restringir
el paso de cualquiera por mi corazón, porque como he dicho, sus latidos solo lo
escuchan las personas que quiero y me importan.
Ya
hay demasiada gente por aquí, parece que cada vez esta mas próxima la hora, que
el reloj va avanzando, y la verdad se me esta haciendo mas corto de lo que
esperaba, aquí yo liada con mis pensamientos.
Tanta
gente que incluso se acerca un grupo de chicos y chicas que al parecer se
conocen y se van a sentar en la mesa de al lado. ¡Por Dios! como si no hubiera
otras más lejos, tienen que venir aquí a pegarse a mí. Lo mismo son veteranos
que durante otros cursos este era su sitio y yo se lo he quitado, pues que se
jodan.
Me
están mirando uno de ellos. El típico pijito con melenita perfectamente
cortada, sueter de marca y vaqueritos de los caros. Nunca me he preocupado
mucho por mi aspecto. Mis padres no podrán quejarse de que he sido una niña
caprichosa con la ropa. Me pongo cualquier cosa, que este bien, pero nada de
marcas. Soy de camiseta, vaqueros y deportivas. Tengo montones de camisetas y
vaqueros, pero porque los cuido durante años a veces pasan los meses sin
comprarme nada. Pero, para eso está mi madre, que tampoco es de cosas caras,
pero cuando ella quiere comprarse algo, le gusta que le acompañe, y yo me
apunto la primera. Las dos cogidas del brazo. Una tienda, un probador, otra
tienda a probarse de nuevo, y a l final lo mismo salimos las dos con tan solo
una cosa para cada una. A veces, sobre todo los sábados o viernes por la tarde,
mi padre nos acompañaba de compras, el pobre las odia, y sobre todo no
comprende el probarse tantas prendas y después lo mismo no comprar nada. Lo
ponemos malo. Como se pone malo con el tema de las fotos. Mi madre es incansable.
Desde que nací debe de haber miles de fotos mías y suyas, y de los tres. A mi
me hacía y me hace ponerme ropas diferentes, posar, hacer
posturitas, saltar y tomar la foto durante el salto. Y claro no sale bien a la
primera, ni a la segunda, ni a veces a la tercera. Hasta que la foto no queda
como a ella le gusta no para, es incansable. Lo malo es cuando mi padre nos
tiene que hacer la foto, se lleva unas broncas de escándalo, no le sale una a
su gusto. Yo sufro por él, que ha cortado las piernas, que en la siguiente con
los ojos cerrados, o ha salido temblorosa. Como no van a salir temblorosas, sin
el pánico le invade cada vez que mi madre quiere que haga una foto. Gracias a
esa obsesión de mi madre, puedo recordar cáda día de mi vida, la tengo fotografiada.
Casualmente
el mas pijin de la panda se acerca y parece que me va a decir algo. ¡Y no
me preguntes porqu!, pero si, su boca pija parece que me va a soltar alguna
pijada:
-Hola
me llamo Luis.....no pretenderá que me levante y le de dos besos, lo tiene
claro.
-Encantada.
-¿Y
tu?.
-¿Yo
qué?.
-¿Que
como te llamas?,
¿Quién
yo?.
-Si,
aquí que yo vea no hay nadie mas.
-Yo
Valeria, ¿querías algo?.
-No,
solo preguntarte si esa silla está ocupada.
-Espero
que no, como has dicho, aqui no hay nadie mas, que yo sepa.
-Entonces,¿
la puedo coger?.
-Por
supuesto, como también puedes coger una de esas veinte que tienes delante.
El
capullo se ha ido con el rabo entre las piernas. Tiene todas las sillas libres
de la terraza y al parecer le gustaba la de mi mesa. Quería hacerse el super,
como yo digo, el lider de la pandilla, si le sigo la corriente
hubiera continuado con mas preguntas, de que si soy nueva, de donde soy y
todas esas chorradas para terminar diciéndome que me sentara con ellos que no
siguiera sola, como si el estar sola fuera un problema. Yo se montarmelo muy
bien, se pasarmelo bien yo solita sin necesitar a nadie, pero hay gente que no,
que necesita el rebaño, y entre todos uno hace de pastor, como al parecer es el
papel de este tío, que, ¿como se llama?, ya ni me acuerdo.
Se
nota que todos han tenido unas vacaciones de playa, estan supermorenos, menos
yo que como este año lo pase en el pais donde nació mi madre, pues eso,
blanquita, aunque lo mas seguro que mis vacaciones han sido mas hermosas que las
suyas, que las he pasado con las personas que mas quiero, y además más lejos
que yo seguro que no han estado, pero claro, si quiero que lo sepan tendré que
darles conversación unirme al rebaño, y por ahora no me apetece seguro que
tendré en un par de días unas cuantas amigas, y si me apetece lo contaré.
Mi
padre dice que toda la vida son unas vacaciones, porqué las vida son las
vacaciones de la muerte. Dicho así queda un poco siniestro, pero tiene razón.
Antes de nacer nada existe y cuando morimos regresamos a la nada. Por eso todos
los días son vacaciones. En mi familia no somos demasiados creyentes. Mi madre
es bastante agnóstica y mi padre, tiene creencias pero no las practica. Yo no
se muy bien en lo que creo. Sinceramente no me va el rollo de las religiones,
ninguna en concreto, pero pienso que esto no se puede acabar aquí, ¿que sentido
tiene?, algo pasará después. Todas las religiones te dan una explicación de lo
que pasará tras la muerte, pero ninguna de ellas da explicación alguna de donde
estabamos antes de nacer.
Al
parecer nuestro nacimiento es fruto de la biología, del milagro de la vida como
dicen otros, pero si el origen de mi vida solo tiene una explicación biológica
fruto del azar, la vida y la muerte no pueden tener otra explicación que la biológica.
Que mis padres tuvieran la casualidad de conocerse y que los espermatozoides de
uno se liaran con los ovulos de la otra; es pura biología, por lo tanto,¿ en
que momento nace el alma?. No creo que los espermatozoides y los ovulos tengan
alma. Entonces ¿cuando llega el alma?. Esa es una de las cosas que mas me
pregunto cuando pienso en la religión o puramente en la razón de mi existencia.
Como el cuerpo es un elemento perecedero que con los años se va consumiento, es
el alma la que persiste, según dicen algunos, o se reencarna en otro
cuerpo como dicen otros. Entonces el alma ¿cuando aparece?. Cuando
nacemos, cuando percibimos con los sentidos, cuando razonamos. Si es así el
alma es algo adquirido, que se nos pega en determinado momento. Entonces antes
de que llegue ese momento ¿donde estaba el alma? ¿mi alma nació antes que yo?,
¿se la quité a otro?. Son tantas las preguntas sin respuestas que para eso
dicen está la fé, creer en algo sin hacerse mas preguntas porque es algo que
existe y no cabe discursión. Estoy de acuerdo, pero para mi, que pienso que
esto no se acaba con este periodo vacacional, pienso que mi alma ya existía,
que todas las almas nacieron a la vez, y que las ponemos de vacaciones durante
la vida y luego siguen su trabajo tras la muerte. Si a alguien se le
hubiera ocurrido esta deducción, seguro que existirían mas creyentes, lo que no
es razonable es que el nacimiento sea un fenómeno biológico y de pronto se
convierta en sagrado.
Creo
que el principio del razonamiento no es correcto. Mi padre se equivoca. La vida
no pueden ser las vacaciones de la muerte, yo pienso que es una realidad
diferente, que las auténticas vacaciones estan antes y después, porque sino
vaya forma que tenemos de complicarnos esas supuestas vacaciones. Tenemos que
estudiar, trabajar, consumir, comer, beber, buscar petroleo. Esto no pueden ser
unas vacaciones, lo que es posible que sea, es el momento donde al alma que ya
existía se le da forma, se le pone cara y personalidad, se da identidad al ser
humano como único e irrepetible. Eso si que tiene sentido. Bueno, ¡¡sentido!!,
no me lo creo ni yo. Lo que realmente pienso es que nacemos, existimos unos
años, y nos vamos, ¿a donde?, y yo que sé, pero es una pregunta que hasta el
mas agnóstico se la ha hecho alguna vez.
Esto
ya se esta animando cada vez mas, ahora si parece un campus universitario. Hay
cientos de jovenes que van de una lado a otro, y sobre todo se saludan, se
abrazan, se besan. Es posible que la mayoría de ellos no se hayan visto en mas
de dos meses. En la cafetería ya no cabe un alma, y de esta forma, yo aquí en
mi rinconcito, cada vez paso mas desapercibida. No me mira nadie de forma
especial, no les alarma mi soledad buscada. Estoy ausente ante sus ojos
deseosos de encontrar cada uno a sus compañeros, a sus amigos. Yo por ahora no
tengo a nadie, los tendré, pero necesitaré tiempo. No voy a buscar. No soy como
las personas que provocan un acercamiento sin pedir permiso, sin llamar antes a
la puerta para saber si son bien recibidos. Yo tengo mis amigas fuera de aquí,
mis amigas de toda la vida, y no necesito a nadie mas, aunque tampoco me voy a
cerrar. Todo ira bien, y llegará el momento de conocer gente, eso pasa casi sin
querer, por lo que no hay que precipitarse.
Hoy
es mi primer día y debe ser un día de celebración, de felicidad. Otro día para
celebrar. Mi padre es especialista en celebrar fechas que para él han tenido
algún significado especial en su vida. A veces se pasa, esta bien el celebrar
un cumpleaños, un aniversario. Pero no, mi padre lo celebra todo: el primer día
que conoció a mi madre, el dia que se dieron el primer beso, el día que vino mi
madre a esta ciudad pues no fue aquí como dije donde se conocieron por primera
vez, donde un rayo atravesó el corazón de mi padre y lo dejo hipnotizado hasta
el día de hoy. El flechazo, como él dice, conoces al amor verdadero. A
ese amor que perdurará toda la vida aunque pase cualquier contratiempo,
cualquier problema que sesgue ese amor. El amor que le permite respirar cada
mañana, afrontar la vida con optimismo y felicidad. El que le enseña cómo mover
cada piedra que se cruza en su camino y le enseña cual es su destino. El amor
para él es un estado y no solo un sentimiento. El sentirse diariamente
enamorado de mi madre. El amor que siente por mí. Es su horizonte su atardecer
y amanecer vistos desde una playa desierta donde, como él dice, se produce el
milagro de la vida, el encuentro entre dos corazones que hasta ese momento se
hallaban perdidos, buscando el uno al otro y al final se cruzan y se unen para la
eternidad.
Y
sigo con las celebraciones. Imaginar lo que pasa conmigo que soy el fruto de
ese amor. Celebra el día que dí mi primer paso, el día que dije papá, el que
dije mamá, mi primer día en el jardín de infancia, el día de mi primer día en
el colegio, cuando me salió el primer diente, y así podría llegar a
ocupar casi todos los días de año, con repetición en alguno de ellos. Mi primer
día en la universidad, es día de celebración seguro y después vendrán otras
celebraciones.
Igual
que cuando hay alguna celebración anual. En Navidad se vuelve loco. Las
disfruta cada instante, cada momento. Pone luces en la terraza de casa, el
árbol ayudándole las dos aunque termina mi madre, porque él es poco manitas,
eso de hacer cosas con las manos no le va absolutamente nada es mas bien torpe.
Después el ir a comprar la cena y la comida de navidad, donde todos nos
juntamos en casa de mi abuela paterna, que ésta si que tiene un pedazo de
árbol. Se levanta a las seis de la mañana, recoge a mi abuela que ya tiene sus
años pero la invade de esa ilusión que el tiene, y se van al mercado a hacer
las compras. Y los regalos, lo mismo, cada uno por su lado para mantener
la incertidumbre, y de nuevo la noche de reyes, donde yo creo que vuelve a ser
un niño o recupera bonitos recuerdos de su infancia; nos hace poner a nosotras,
a mis tios y a mi prima, los regalos al lado de un par de zapatos de cada uno.
Y a la mañana siguiente, casí al amanecer, nos despierta a todos para que a la
vez abramos los regalos. Vive cada momento como si en cada suspiro se le
escapara un trozo de vida. Tanta es la pasión que a todos nos contagia y
realmente provoca lo que dicen llamarse el espiritu navideño. Todos los años
sigue su ritual. Comida los tres el día de noche buena y el de noche vieja en
un restaurante antes de ir a cenar a casa de mi abuela paterna. Mandar mensajes
de felicitación a todo conocido o por conocer. A mi y a mi madre nos gusta
verlo con esa ilusión, sentir su felicidad, compartirla con él, porqué su
felicidad es la nuestra, aunque yo no haya salido tan apasionada como él, soy
un poquito más tranquila, como mi madre, de mas silencios y menos truenos.
En
fallas, más de lo mismo. Nos mata. Los tres últimos días de fallas nos hace
ponernos un blusón el típico pañuelo, y a la calle desde las doce de la mañana
hasta las doce o mas de la noche. Quiere verlo todo, sentir en su cuerpo la
fiesta. Cuando a veces mi abuela materna viene por esas fiestas, ya es la
locura. El mismo ritual con mis dos abuelas, las agota, las mata. Es un deseo
incontrolable de compartir, de disfrutar con la escusa de la fiesta, que todos
estamos juntos, que estemos pegados los unos a los otros, y como no podía ser
de otra forma, en cada uno de esos momentos aparece la mami con la cámara de
fotos, y otros cientos de fotos que luego se pasa horas y horas mirando. Esa
necesidad de fotografiar, es un deseo de eternizar cada momento, de repasar
cada instante vivido, y eso sí darle unas cuantas a mi abuela materna, que
aunque no haga fotos, las colecciona como joyas, porque luego a la vuelta a su
casa, allí tan lejos cuando esté junto su soledad no
buscada, las mire y las mire una y otra vez y se las enseña a sus
amigas, orgullosa de la familia que tiene y la suerte de poder viajar y darles
un poquillo de envidia, que también le gusta.
La
hora se aproxima, no quedan más de cuarenta minutos y ya no recuerdo cuantos
llevo aquí, pero pasó rápido. Aún me queda tiempo para un último cigarro y unas
cuantas páginas para completar esta libreta. Ya pocas. Necesitaría cientos y
cientos de libretas para contar lo que hasta ahora ha sido mi vida. Sus
vivencias más destacadas, mas inolvidables, pero son tantas como días porque he
sido tan feliz, y lo seguiré siendo me imagino; esto no es más que una nueva
etapa, para poder seguir poniendo negro sobre blanco el destino que se me
avecina.
Que
morenos están todos ¡por favor!, y yo blanca como la leche. Este ha sido uno de
esos veranos pasados en la ciudad donde nació mi madre, pero existieron otros
veranos, donde yo podía competir con el mas dorado que pasa por aquí.
En
mi vida han existido tres clases de vacaciones, sucediéndose de forma
rutinaria. Ya conté con anterioridad, que una de ellas era como la de este año,
cuando viajábamos al país donde nació mi madre y lo pasábamos allí con mi
abuela materna. Otro de ellos, eran vacaciones exclusivas de los tres. Solos,
juntos y sin nadie más. Estas vacaciones pordía decir que eran las más morenas.
Absolutamente de playa y sol en su totalidad. Mi padre y mi madre se conocieron
en una playa del sur. Mi padre fue sólo a pasar unos días de vacaciones y allí
se encontró durante un atardecer a mi madre. Mi madre trabajaba en un
restaurante y por casualidad mi padre se sentó en la terraza, como yo estoy en
estos momentos. Mi madre que llevaba muy pocos días en este país le pregunto
como pudo que deseaba tomar, le atendió; y mi padre no pudo prácticamente
contestar. Él cuenta que todo su cuerpo quedo entumecido, que no fue capaz de
articular palabra alguna, que no sabía lo que quería tomar, que lo único que su
corazón le impulsaba era besar a esa chica joven de cabellos rubios y ojos
claros y rasgados, de mofletes prominentes y de cuyos labios frondosos
emanaban palabras que prácticamente no podía comprender. Según me cuentan los
dos, algo mágico ocurrió en ese momento. Mucho más ardiente para mi padre que
para mi madre. Mi padre se enamoro justo en ese momento. Desde entonces cuenta,
que ya no existía persona alguna mas para él, que había encontrado su media
naranja, su gran amor tantos años buscado. Mi madre sin embargo cuenta, que
ella sintió que era una persona especial. Una persona que le gustó, que le hizo
gracia, pero que su amor fue mas elaborado, mas madurado con el tiempo.
A
partir de ese día, lo que iban a ser unos cuatro días de estancia de mi padre
en esa playa donde muchos años pasamos las vacaciones, se prolongaron por
muchos mas días de ese mes de agosto. Se fue, volvió otra vez, incluso en una
ocasión para pasar tan solo un día con mi madre, y eso que esa playa esta a una
distancia considerable. Pero tan fuerte impacto le había causado en su corazón,
que no le costaba hacerse unos cientos de kilómetros en un día, tan solo para
ver esos ojitos, esa carita, esa mujer de la que no querría separarse jamás.
Las vacaciones
en esa playa son sublimes. Sol, agua, arena, noches de fiesta. Vacaciones
en libertad, donde la piel calentada bajo el sol se dora en su totalidad.
Bañándonos en un mar de sol y agua sin más obstáculo que la brisa del viento
que acaricia nuestra piel. Juntos los tres, en cuerpo y alma, sin nada más que
nuestros corazones atrapados en uno solo. Cogidos de la mano caminando por la
orilla del mar, o jugando en la piscina, donde el mayor premio es
conseguir unir nuestros labios en un beso único sumergidos entre las
aguas.
Esas
vacaciones han influido mucho en lo que soy. La simbiosis perfecta entre el
cuerpo y la naturaleza, la unión con la madre tierra, el sol, el mar. Mi cuerpo
es mi castillo y la decoración es lo menos importante. Me maquillo lo mínimo y
la ropa, como ya dije la escojo sin muchos problemas. La mayoría de la gente
quiere demostrar ante los demás lo que son por su forma de vestir. La
diferencia entre clases sociales, entre ideas políticas, y en lugar de usar la
palabra, con el ábito hacer una demostración de sus riquezas o sus miserias. Lo
que soy lo transmito por mis ojos, con la palabra, con el corazón. No con los
trapitos, que mas o menos caros, pretenden marcar fronteras para que no exista
mezcla entre distintas clases. Entrela la naturleza y yo, solo esta mi cuerpo,
lo demás tan solo son adornos que nos alejan de nuestros orígenes, de nuestro
propio nacimiento.
Las
otras vacaciones eran diferentes. También de sol y playa, pero ya no somos
los tres, solos, juntos, sin necesitar nada ni a nadie mas. Son las vacaciones
donde ibamos con mis tíos, con mi abuela paterna, a veces con mi prima y otras
con mi abuela materna que venía por verano. Recuerdo esas vacaciones, mas
cuando era niña, pero también de mayor. En un apartamento, un camping. Donde
todos, la familia al completo con las abuelitas disfrutabamos de nustra unión.
Jugando con mi abuela materna haciendo castillos en la arena. Es toda una
artista haciendo figuras en la arena, cualquier cosa que pasaba por su cabeza
la plasmaba. Como una niña mayor. No me necesitaba, ella sola sobre la calida
arena se entretenía. Con mi abuela paterna, sin embargo, recuerdo jugar en el
agua. haciendo corros casi en la orilla porque le dá pánico el agua. Cuando
ésta le llega sobre los tobillos dice que ya no hace píe, ¡¡jajaja!!. Son
vacaciones entrañables, pero no tan íntimas como las anteriores, porque esas
eran como trasladar el calor de nuestro pequeño salón de casa a la playa, los
tres juntos, solos pero juntos.
Escribiendo
estas palabras, soy consciente de que soy muy afortunada, que he sido y pienso
que seguiré siendo muy feliz. Que no necesito gran cosa para esa dicha, que con
el amor que respiro en cada momento me siento llena, pletórica de felicidad.
Sin
querer, he llenado de palabras y de sentimientos esta libreta mientras esperaba
la hora de empezar las clases, ha llegado a su fin, y ha llegado la hora de
empezar. Voy a pagar y definitivamente cruzar esa puerta por donde algo nuevo
se me avecina, donde una nueva etapa de mi vida va a comenzar. Y estoy sola,
como lo he estado desde que comenzó a amanecer.
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