Cuando una persona te desea lo mejor en la vida, esa persona además de un ser, es humana. No hay valor mas grande en la vida que desear lo mejor, que todo te vaya bien, que se cumplan tus sueños, que seas feliz. Alguien que desde su corazón manifiesta ese deseo, no puede ser mas que una gran persona. Un ser que ha superado odios, envidias, venganzas, amarguras y ambiciones miserables. Sus ambiciones son nobles, dignas y generosas. Es entonces cuando surge la gran pregunta: ¿como no desear lo mejor a la persona que te amó?. Los sentimientos que nacen de las vísceras muchas veces nos confunden y se apoderan de nosotros. Pero el corazón está ahí, espera su momento, se encuentra alerta y pasado el tiempo razonable para que las alimañas desaparezcan, surge con todo su esplendor. El corazón es sabio y sabe que no debe hacer otra cosa que dejar evolucionar las emociones. Donde hubo amor, ese amor persiste aunque sea vestido con otro traje. Pasado ese tiempo, esos impulsos, colmados de sentimientos negativos, llega su momento y los mas nobles surgen porque somos humanos y necesitamos nuestro tiempo, ese espacio que te lleva de lo bueno a lo malo y viceversa. Somos pura contradicción, porque donde existió el amor, la confianza, la complicidad, la intimidad y el cariño; volvemos a ser nosotros mismos y tras nuestra propia traición, surge ese sentimiento tan noble como desearte lo mejor.
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