domingo, 16 de septiembre de 2018

Y SIGO SIENDO AQUEL...




Yo soy aquel y sigo siendo aquel; y así una y otra vez la semana que tuvo muchos rumbos y fechas señaladas, se la quedó Raphael, aquel que estando lejos no te olvida y que nos llama cada día a una gran noche a sus 75 años mejor que llevados, muy bien vividos.

Una semana donde se juntaron aniversarios diversos de sentido dispar en un mismo día, porque parece que a uno se le junta todo en una misma fecha para que el recuerdo no permita ser olvidado, o tal vez porque la vida te enseña a que hay cosas, que solo pasan una vez y con ellas hasta el infinito, por no decir hasta la tumba que era lo primero que había escrito, pero como no me gusta ser negativo, borrón y positivo nuevo.

Por supuesto, si lo que pretendo es contar lo mas señalado de mi vida, ya casi a nivel de memorias; y no por la edad, sino porque a veces creo que la voy perdiendo o me dejo pérderla; el día 11 de septiembre es un día mas que señalado en mi existencia. No por los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York cuyo suceso me pilló en la cárcel visitando a clientes, tampoco por ser la Diada de todos los Catalanes aunque parezca últimamente que Catalunya cada vez es menos y mas pequeña por encogerla algunos a una sola estrella encerrada entre barras, y no me refiero a famosos presuntos delincuentes, sino a su propia falsa existencia. Nada de eso, el 11 de septiembre es mi aniversario, quiero decir; no el de Mecano que es el 7, sino porque es la fecha en la  que me casé por primera y única vez, aunque al día de hoy sea tan solo un bonito recuerdo inolvidable, no solo por esas referencias que lo impiden, sino porque ya es hora que elija lo quiero recordar y yo lo elijo, y no me importa lo que piense nadie, ni lo que me digan porque es mi vida y a nadie le importa como también diría Raphael en su “Que sabe nadie”.

Todas esas cosas del pasado fueron referencia de una pesada semana que le costó avanzar entre masters y tesis doctorales que nos tienen a todos un poco agotados, porque en lugar de difundir su conocimiento, se juzga su propia creación y eso de verdad que esta convirtiendo la vida en un camino peligroso por tanto periodista de pacotilla, que se atreve a juzgar doctoras y doctores cuando ni tan siquiera cuentan con la licenciatura o el grado en Ciencias de la Información.

Pero Raphael pudo con todo y sobre todo con la cara de mi madre al verlo tan cerca y en vivo en un escenario. A sus 88 años fue su primer concierto y de una de las mayores estrellas del firmamento musical mundial. De esos que cuando empieza su espectáculo es difícil parpadear y dejar de sentir todos los momentos porque tal es su fuerza que te lleva a una situación de éxtasis de consecuencias mas que beneficiosas para la salud.

No podría terminar sin seguir pensando en  la semana del 11 de septiembre y Raphael, y recordando su amor, sin ignorar su nombre porque mi alma sigue hecha jirones y el corazón aún sigue en carne viva, que yo no se olvidar como ella olvida, que estoy desconcertado que no se dar ni un paso sin ella…

Yo podría morir que estoy sin vida, que nada me interesa, que todo en mi es tristeza, sin ella, sin ella…

Toda una canción que perfectamente podría resumir muchos de mis aniversarios, de esos en los que no ha estado, y sobre todo en los que ya no está ni estará. La vida sigue, y el corazón siempre mejor en carne viva. Y yo sigo siendo aquel, sigo siendo el Manuel de siempre.




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