domingo, 2 de septiembre de 2018

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. VERANO 2018. MIS FINALES NO SON UN PUNTO. MIS PUNTOS SIEMPRE SON SUSPENSIVOS




“Mis finales no son un punto. Mis puntos siempre son suspensivos…”


#7abrilesa4vientos


Y aunque a veces duela lo que queda es el porqué de tu existencia, sabiendo que todo acaba, lo bueno; pero también lo malo. Es el miedo a sentir lo que a veces duele, la maldita exigencia de ser libre y no sufrir. Y como dice la canción, aunque a veces duela ese miedo a vivir, tenemos vida; el tiempo suficiente para que las cargas no sean mas fuertes que el poder de ser feliz.

Y se va como se fue, sin silencios, pero con recuerdos; con esa sensación de que no se hizo lo suficiente pero que se hizo mucho para no tener que arrepentirse de nada. La vida a veces tan solo es una balanza donde la satisfacción debería ser su equilibrio.

El bloguero con glorias y con penas se despide de nuevo tras un verano donde trato de expresar sin obligaciones, todo aquello que le hizo sentir por encima del calor y el mar. Tal vez vuelva por Navidad o nos sorprenda en otra fecha, lo que si es cierto es que siempre quedarán las palabras que contenían esos instantes eternos de un verano donde no hubo amor, pero si personas con las que se unió, sino de por vida; si con la pasión que ocasionan lo momentos de gloria, y las emociones del corazón.

La vuelta al cole siempre es perezosa porque pesan mucho los días de sonrisas. Los regresos no deberían estar escritos y simplemente tendrían que ser sucesos previstos, en los fondos de un tintero de pupitre con fondos de papeles en blanco.

El bloguero se va pero quedan las miradas y sobre todo queda “Manu y la Vida”, ese lugar donde con torpeza la expresión llega antes que cualquier distancia. Por eso siempre quedarán los lugares que se convierten en personas, esas que le dan significado al horizonte, donde mar y montaña se unen para indicarnos, que no hay nada imposible si se mira a lo lejos sin quedarnos en esos obstáculos, que impiden que los sueños sean esperanzas.

Niños, grandes y mayores quedaron en la despensa de los avatares mas ilustres del sentimiento. Tantos como recuerdos que se simbolizan en nombres propios con significado, pero sin pretensiones. Son esas personas que dan sentido a la respiración en la existencia, porque como todos sabemos los suspiros son esos besos, que no se pudieron dar y que quedan en el trastero de los sentimientos.

Soy ese bloguero que por accidente un día llegó y sin querer se quedó, dando gracias a tanto que llega y despidiendo a lo que se va, porque en la vida sino soltamos riendas no podemos tomar nuevas metas que alcanzar. Por todo eso los huecos se llenan, pero primero se vacían, para que la nostalgia permita entrar a las ilusiones; porque también se vive de ellas y el que diga lo contrario no solo me miente, sino que se engaña a si mismo al negar su propia historia.

El bloguero tiene nostalgia en este momento y sin pudor se pone a llorar, porque le pesa el cariño que se quedó sin dar en el rincón de una calle oscura de esas que nunca se cruzarán. En el recuerdo esos primeros días de verano con la familia, con Clohe, una niña sacada de un cuento de hadas lleno de perfumes dulces y miradas de curiosidad; el día del cumpleaños, esos paseos con la mamá que siempre son una fiesta llena de vitalidad. Días en los que se juntaron mimos con caricias, momentos de ternura y buena amistad con corazones tan hermosos como los de Carla, Andrea o Lorena que el bloguero se lleva como tatuaje en piel, con sonrisas de papel couché. Por último, su paso por el paraíso, en esa playa incrustrada en un desierto de película donde cada uno de los granitos de arena son una caricia llena de sol y de sal, con luceros tan hermosos como Paula, Sonia, Diana, Vanessa y Juani. Tantos ojos como miradas se cruzaron en el horizonte de los deseos de sentimiento, cariño y la paz.

La vida se resume en cosas para contar. Algunos piensan que es una carrera de obstáculos y otros una consecución sucesiva de metas para alcanzar e incluso ganar. Pero que sería de todo eso sino se contara, si nadie supiera de nuestra propia esencia; de la existencia mas o menos remota; pero presencia de que sin estar se entiende la historia. La vida se comparte o se pierde, la historia o se repite o tan solo es un cuento y por supuesto que compartir es vivir dos veces, sin cerrar nunca una frase, como tampoco hay que hacerlo con el corazón, porque siempre será mas sencillo en el futuro dar vida a los puntos seuspensivos, que a uno solo que tan solo quiso ser final.




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