La vida puede ser maravillosa, es más, hay días y momentos excepcionales; pero después llega la resaca y la desprecias, incluso deseas que se acabe, que es una carga muy pesada. Como dicen es mejor arder que consumirse lentamente, pero para no caer en las llamas, se inventaron las ilusiones, que aunque sólo duren unos momentos, son la puerta del amor que vive para siempre. La vida se vive en esos momentos, el resto del tiempo vivimos de las ilusiones, de los deseos, de la esperanza de que esos instantes llamados momentos, se vuelvan a repetir. Sino fuese por esas ilusiones y nos limitáramos a los momentos, tendría razón aquel que dijo que es mejor arder que consumirse lentamente. La vida es una constante batalla, que tan solo se gana con las armas del corazón. Es ahí donde reside la esperanza, donde se fraguan todas los sueños, que no son mas que la ilusión de que en alguna vez se conviertan en momentos reales, esos inolvidables, esos que pasan tan rápidamente porque te aferras a ellos, sin tener en cuenta, la gran condena que pesa sobre nuestras vidas: el rápido movimiento de las manecillas del reloj.
sábado, 5 de abril de 2014
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