“Quítatelo todo,
menos lo que eres…”
#7abrilesa4vientos
Justo hace diez
días desde mi última aparición. Un corte que ha ido mas allá de la mera
publicidad, sino que ha servido para reencontrarme con alguien que fui, con ese
lugar donde un día me había llegado a identificar con mi propia alma. Después
de muchos años he vuelto y he sentido eso que te llega cuando vuelves al lugar
donde te identificas tanto con el espacio, que te conviertes en un instrumento
más del paisaje.
Durante estos
días he compartido mis amaneceres en la orilla del mar. Una playa de arena
gruesa y oscura que al medio día se convierte en una brasa por la acumulación
del calor que te obliga a correr por encima de ella sin miedo, pero con la
prisa de la llegada a la orilla del mar. Dias en los que he vuelto a mi paraíso,
ese que algunos tratan de ponerle fronteras para convertirlo en su infierno,
pero que nunca conseguirán, porque la libertad siempre vencerá a la necedad de
aquellos que no saben mas que poner obstáculos a la vida.
La libertad de
ser uno mismo, de quitarse todos los prejuicios y barreras que te separan de la
felicidad, del sentimiento del aire, del agua y del Sol. Preguntas sin respuestas para un regreso a lo
natural, a la lógica del cuerpo en su espacio, sin límites y sobre todo sin la
vergüenza contagiada por las creencias ilusas y sentimientos que precisan
marcar diferencias. Nadie se ha cuestionado el porque la piel dejo de ser el
uniforme con el que vestir la elegancia del alma y la sonrisa del corazón.
Me gusta la
gente tostada por el Sol, aquella que no teme a la arena ni a la sal del mar.
Esas personas que no esconden las huellas de la vida, aquellas que usan su
cuerpo y lo disfrutan como lo haría una tortuga con su casa. El cuerpo, ese tan
denigrado elemento de la existencia por religiones y falsas creencias que basan
su fe en el temor y no en el amor.
Yo he pasado
unos días en mi paraíso y este no tiene mas fronteras que el horizonte donde
nunca se pone fin a la vida y he conocido ángeles, como no podía ser de otra
forma, de esos que no llevan alas pero te invitan a volar cada día gracias al
cariño de sus palabras o al infinito de sus miradas. Y ahora yo me encuentro
perdido, sin deseos, con la única meta puesta en volver y abrazar a mis ángeles
y acariciar la sonrisa de esa playa que es mía y que al amanecer nos uníamos como
una simbiosis de vida mucho mas allá de la existencia.
Yo sigo soñando
sin despertar, porque nunca podré regresar de mi “Vera” y a su vera en mi mar.
Allí un día me enamore de tal forma, que el amor se quedo en su arena y yo
ahora regrese para volver al amor de verdad.
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