Tengo que
confesarte algo, vengo a desahogarme. Veo ángeles y muchos piensan que veo
visiones, que tal vez estoy poseído por algún tipo de enfermedad mental, de
esas que ven cosas que otros dicen que no existen, pero que se ven como yo las
veo; y yo te veo pero con alas blancas en un cielo celeste con algún algodón trasparente.
Veo tu cara perfecta, como salida de maquillaje, como si fueses a actuar en el paraíso
de donde tú sales, de donde yo sé que vienes; porque yo veo ángeles y tú eres
un ángel.
Llevo unos días
que sufro de apariciones o tal vez de realidades. Es posible que todo sea fruto
de mi mente. Son días donde me llegan personas amables, repletas de amor, con
palabras sublimes, imágenes de sueños y baños de rosas entre hermosas
realidades.
Necesito
confesarme ante ti, tu que llegas del cielo, porque no hay otro lugar en el
universo donde se pueda crear un ser tan bello. No existe en la imaginación
mente más perversa que la mía capaz de darte vida, y dártela con alas, para que
no hagas jamás raíces, para que vueles; para que tu felicidad sea la mía y no
sea esto solo un sueño sino mi fantasía, mi amor, mi locura y tal vez, sean
esas imágenes que me roban la cordura y mis palabras suenen a fatiga, o tal vez
a esperanza; a ilusiones de una vida donde todo tarda, donde se demora
demasiado ciertas alegrías.
Vengo a verte y
decirte que soy feliz, porque la alegría no es todo en la vida, existen los
ángeles que adornan de bombillas cada día, de esas de colores, de las que tu
ponías por Navidad. Tú fuiste mi primer ángel, de esos de piel y sangre, ahora
tengo de los otros, de los de palabras e imágenes de fantasía, pero también son
ángeles, no son demonios como esos que me corroían al ver cómo te alejabas de
mi vida.
Hoy vengo a
verte papel en blanco para decirte que desperté con alegría, que no se si soy
de esos que ven imágenes pero sé que sois reales, que mis ángeles existen, que
tienen corazón y con eso tengo bastante; que siempre seremos tú y yo, pero
también mis ángeles que aunque nadie los vea, son la razón de mi vida, por la
que cada día imagino tu sonrisa, porque fuiste la primera y a ellos les
enseñaste como me gustan los ángeles.
Hoy vengo a decirte
que los ángeles existen, que te cuidan, que te acompañan por la vida para que
no caigas en la melancolía, para que no pierdas ese horizonte que es tu vida. Hoy
quiero decirte que no se si los ángeles existen pero tengo que confesarte que
mis ángeles son reales.
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