Cuando se pierde
la rutina cuesta mas trabajo continuar. Ahora comprendo a esos que hablan de la
depresión post vacacional, no es que emocionalmente se encuentren en situación
de nostalgia por los dias de vacaciones, sino porque cuesta reencontrarse con lo
habitual, lo de siempre; eso que llamamos lo de todos los días que no es más
que nuestra rutina, nuestra forma de ser y las costumbres que nos mueven más
que las novedades.
El Bloguero tras
unos días desconectado con la escritura, con este diario que convertirá el
verano del 19 en algo distinto, o al menos con recuerdos diferentes; le esta
costando fijarse en la pantalla en blanco, no por carecer de emociones que
contar, sino porque no encuentra las palabras oportunas ya que la rutina es
algo que de nuevo debe de atrapar.
He dicho bien
cuando me refería a emociones que contar, porque en la vida si se cuentan
historias, se está volviendo la cabeza a eso que fue, pero que ya no es. Sin
embargo, si se cuentan emociones, es porque realmente las has vivido. Estas
describiendo estados del ser que provocaron expresiones de algo que se sintió y
que aunque no puedan explicarse, si podrían describirse.
Un viaje siempre
trae consigo algún tipo de tensión para el cuerpo. El más mínimo movimiento
siempre ocasiona cierto estrés físico que se manifiesta a veces en
desequilibrios emocionales. Una lágrima sin sentido, sin razón de ser; una
sonrisa desmedida, como una carcajada que llega sin motivo. Todo eso es causado
por ese estrés físico que se convierte en expresión del cuerpo y por lo tanto
en consecuencias.
No se si os
habrá pasado, pero estas situaciones de viajes cortos, siempre se desea ocupar
el tiempo con actividades, con grandes caminatas para ir de un lado al otro.
Nos pasamos ese pequeño periodo de tiempo provocando el cansancio que compense
la sobre excitación del momento, porque cuando se dan las circunstancias
oportunas, los sentimientos pueden aflorar; justo en ese instante en el que la
emoción empieza a tener calificativos, o
a veces; tiene una causa con nombres y apellidos, y es entonces cuando nos
desnudamos, cuando perdemos todas las defensas y esa vulnerabilidad nos hace
exponernos de tal manera que ya no caben falsedades, que todo es auténtico y de
la realidad, se pasa a la verdad.
De vuelta por
unos días para volver al movimiento del verano, aquí juntos para no perdernos
ni una sola letra de esas emociones que surgen, cuando la palabra se convierte
en miradas para sonreír a un desconocido……
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