domingo, 4 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. 5/8/2019


Cuando se pierde la rutina cuesta mas trabajo continuar. Ahora comprendo a esos que hablan de la depresión post vacacional, no es que emocionalmente se encuentren en situación de nostalgia por los dias de vacaciones, sino porque cuesta reencontrarse con lo habitual, lo de siempre; eso que llamamos lo de todos los días que no es más que nuestra rutina, nuestra forma de ser y las costumbres que nos mueven más que las novedades.

El Bloguero tras unos días desconectado con la escritura, con este diario que convertirá el verano del 19 en algo distinto, o al menos con recuerdos diferentes; le esta costando fijarse en la pantalla en blanco, no por carecer de emociones que contar, sino porque no encuentra las palabras oportunas ya que la rutina es algo que de nuevo debe de atrapar.

He dicho bien cuando me refería a emociones que contar, porque en la vida si se cuentan historias, se está volviendo la cabeza a eso que fue, pero que ya no es. Sin embargo, si se cuentan emociones, es porque realmente las has vivido. Estas describiendo estados del ser que provocaron expresiones de algo que se sintió y que aunque no puedan explicarse, si podrían describirse.

Un viaje siempre trae consigo algún tipo de tensión para el cuerpo. El más mínimo movimiento siempre ocasiona cierto estrés físico que se manifiesta a veces en desequilibrios emocionales. Una lágrima sin sentido, sin razón de ser; una sonrisa desmedida, como una carcajada que llega sin motivo. Todo eso es causado por ese estrés físico que se convierte en expresión del cuerpo y por lo tanto en consecuencias.

No se si os habrá pasado, pero estas situaciones de viajes cortos, siempre se desea ocupar el tiempo con actividades, con grandes caminatas para ir de un lado al otro. Nos pasamos ese pequeño periodo de tiempo provocando el cansancio que compense la sobre excitación del momento, porque cuando se dan las circunstancias oportunas, los sentimientos pueden aflorar; justo en ese instante en el que la emoción empieza a tener calificativos, o  a veces; tiene una causa con nombres y apellidos, y es entonces cuando nos desnudamos, cuando perdemos todas las defensas y esa vulnerabilidad nos hace exponernos de tal manera que ya no caben falsedades, que todo es auténtico y de la realidad, se pasa a la verdad.

De vuelta por unos días para volver al movimiento del verano, aquí juntos para no perdernos ni una sola letra de esas emociones que surgen, cuando la palabra se convierte en miradas para sonreír a un desconocido……



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